«La Docena Sucia»

Existen diferentes filtros distorsionados de la imagen corporal llamados «La Docena Sucia». Estos filtros nos hace ver una interpretación errónea de nuestra imagen corporal. En este post, os explicamos los 12 tipos de filtros diferentes que existen con ejemplos.

  1. La Bella o la Bestia. Se caracteriza por pensamientos polarizados que no aceptan términos medios: “O peso lo que quiero, o estoy gorda”, “si no soy el mejor, soy el peor”. No se acepta aspectos parciales positivos y como ser perfecto es muy difícil, uno decide considerarse un desastre o imponerse unos regímenes terriblemente drásticos para intentar aproximarse al ideal.
  2. El Ideal irreal. Consiste en evaluar tu apariencia comparándote con los ideales que la cultura y la sociedad imponen: “Debería parecerme a X modelo”. Continuamente estamos bombardeados con imágenes que se destaca el peso, la altura, la figura, la estructura corporal, muscularidad, tonalidad de piel, color de pelo, textura, etc.
  3. Comparación injusta. Se trata de compararte con gente que tiene las características que a ti te gustaría tener, personas con las que te encuentras en situaciones diarias, y llevar el foco sólo a eso: “Debería ser tan alto, o tan musculoso como X”, “esta persona me hace sentir fea”.
  • La lupa. Observas de manera detallada sólo las partes que no te gustan de tu cuerpo o consideras negativas, y llevas el foco a ellas todo el tiempo: “Mis caderas son tan horribles que destruyen todo mi aspecto”.
  • La mente ciega. Minimizas o ignoras cualquier aspecto positivo o atractivo de tu cuerpo o apariencia: “Me dices que me ves muy guapa, pero lo dices por quedar bien”.
  • La fealdad radiante. Se trata de empezar a criticar una parte de tu cuerpo, seguir con otra, pasar a otra… y así hasta que ves mal prácticamente todo de ti: “Qué ojeras tengo hoy, y el pelo se me ha quedado horrible, claro es que con esta cara…, y qué brazos más gordos me hace esta camiseta…”
  • El juego de la culpa. Culpas a tu cuerpo de cualquier cosa que va mal en tu vida: “mi pareja me ha dejado por culpa de mi cuerpo”. Lo culpas por cualquier fallo, insatisfacción o desengaño.
  • La desgracia reveladora. En este caso echas la culpa al cuerpo o apariencia de desgracias futuras: “seguro que no me darán el trabajo porque soy fea” o “fracasaré porque no tengo una apariencia suficientemente bonita”.
  • La mente que lee mal. Crees que puedes interpretar lo que los demás piensan de tu cuerpo, es decir, interpretas la conducta de los demás en función de algún fallo en el aspecto corporal: “Seguro que piensan que este pantalón me queda fatal”, “La gente no es simpática conmigo por mi peso” o “no tengo pareja porque soy gorda”.
  • Belleza limitadora. Se caracteriza porque pones condiciones relacionadas con el cuerpo que limitan tu vida diaria: “si no pierdo 2 kg, no iré a la playa” o “no puedo ir a esa fiesta a no ser que pierda 10 kg”
  • Sentirse feo/a. Pones en marcha este filtro cuando crees que lo que sientes es una realidad absoluta: “como me siento horrible, es que lo soy”.
  • Reflejo del mal humor. Consiste en traspasar emociones difíciles, cansancio, mal humor… al cuerpo o apariencia. ¿Te ha pasado alguna vez que un día te ves bien, y al día siguiente fatal? Lo más seguro es que haya emociones no gestionadas, cansancio o inseguridad entre tú y el espejo.

Es importante reconocer los filtros que tenemos activados para poder aprender a desactivarlos.

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